Todos los sistemas ópticos (lentes y sus combinaciones: telescopios, prismáticos, catalejos, visores…) se basan en el mismo principio: aumentan el tamaño visual de los objetos a los que se dirigen y cuya luz reflejada pasa a su través.
Esto se consigue por el principio de refracción de la luz a su paso por un medio más denso que el ire, que “dobla” los rayos de luz hacia un punto que se llama foco, y que es distinto para cada lente o grupo de lentes determinado.
La imagen virtual que se forma en ese punto se dice que está en el “plano focal” del sistema.
Para que podamos verla con nitidez tenemos que “enfocar” la imagen. Esto no es más que situar el plano focal del sistema en el mismo plano focal que nuestra retina.
Si la imagen la vemos “desenfocada” es que el plano focal del sistema está un poco por delante o por detrás de nuestra retina.
En una óptica digamos convencional (telescopio o prismático) solo necesitamos enfocar el objeto en la retina, por eso estos sistemas solo tienen un mando de enfoque.
En un visor telescópico aparece un elemento adicional, que es la retícula.
Para que todo funcione bien el objeto a visualizar tiene que estar en el mismo plano focal que nuestra retina y, además, la retícula también tiene que estar en ese mismo plano. Es decir, en un telescopio enfocamos un objeto pero en un visor tenemos que enfocar dos.
Por eso los visores telescópicos tienen dos mandos de enfoque: el mal llamado corrector de paralaje y el mal llamado corrector de dioptrías. Aunque en cierto modo también son nombres correctos, no son exactamente eso porque en realidad, como dije antes, los dos tienen el mismo fin: enfocar dos objetos en la retina.
El primero (paralaje) enfoca el objeto y el segundo (dioptrías) enfoca la retícula. Este es el único misterio de un visor telescópico.
Cambiamos de tercio:
El paralaje es la diferencia aparente de posición de un objeto cuando se referencia a otro que está más cerca. Esto se ve muy bien simplemente cuando pones un objeto cercano delante de otro que está más lejos y los miras alternativamente con un ojo y con el otro. Lo que se observa es que el objeto cercano aparentemente cambia de posición con respecto al fondo.
En un visor, si no enfocamos correctamente los dos elementos (Objetivo y Ocular) en el mismo plano focal, es decir, no enfocamos perfectamente los dos objetos (blanco y retícula), lo que está pasando es que el plano focal de la retícula puede quedar ligeramente adelantado o retrasado con respecto al plano focal del objeto, creando esta diferencia de distancias que, al mirar a través del sistema nos puede dar un error de paralaje si no tenemos el único ojo con el que miramos perfectamente alineado con el eje óptico.
Esto se comprueba muy fácilmente moviendo muy ligeramente el ojo dentro del campo de visión del visor: si la imagen del fondo (el blanco) parece moverse con respecto a la retícula, es que no hemos enfocado correctamente los dos elementos. Esto producirá diferencias en la apreciación del centro del blanco y dependiendo de la posición de la cabeza (del ojo mejor dicho) los disparos irán desviados en la dirección en la que la movamos. En ocasiones veremos la retícula perfectamente alineada con el centro del blanco pero el disparo irá desviado. Este es el problema del paralaje.
Teóricamente, si somos capaces de alinear nuestro ojo con la posición de la cabeza en la culata siempre de la misma forma, el error de paralaje se minimiza mucho. Este es el principio del diópter, que sin llevar óptica garantiza la alineación correcta de los elementos de puntería.
La corrección de paralaje, entonces, se ha de hacer con los dos elementos de los que disponemos en un visor telescópico que son el objeto propiamente dicho (el blanco) y la retícula. Esto garantiza la alineación perfecta como en el diópter.
He de decir que a más aumentos, el error de paralaje se magnifica, por lo que en ocasiones es mejor disponer de menos aumentos y a cambio tener elementos de referencia en la retícula que nos ayuden a centrar adecuadamente el objeto (mil dots, retículas plex…)
El procedimiento más correcto para enfocar bien con un visor es:
1.- Poner muchos aumentos y apuntar a un objeto cercano para obtener una imagen muy borrosa y lo más clara posible.
2.- Utilizar la corrección ocular (dioptrías) para enfocar perfectamente la retícula. Bloquear este control.
3.- Bajar un poco los aumentos y utilizar la corrección del objetivo (paralaje) para enfocar perfectamente un objeto lo más lejano posible. Bloquear este control.
4.- Poner los aumentos con los que queramos disparar y apuntar al blanco. Corregir en este momento el enfoque del objetivo. No tocar el del ocular.
Es también importantísimo que cuando miramos por el visor la imagen sea completa, ocupando todo el campo de visión de la lente ocular. Esto se nota porque no habrá sombras por ningún sitio del campo de visión y la imagen ha de aparecer brillante, sin deformar y con la retícula bien contrastada. Así también ayudamos a que un posible pequeño error en el enfoque (la vista engaña mucho y se inventa cosas cuando no lo tiene claro) se haga despreciable.
Apuntar con un visor telescópico puede parecer sencillo, pero hay que tener en cuenta estos conceptos tanto en la fase de preparación del equipo (puesta a punto inicial a la distancia de disparo) como en todos y cada uno de los subsiguientes disparos. Un pequeño error a grandes distancias provocará una dispersión grande de los disparos.